sábado

Mientras me fumaba un cigarrillo en el patio, me tocó presenciar uno de los hechos más mortificantes de mi existencia. Una mosca que sobrevolaba el techo fue succionada por una de las telarañas ancestrales que gobiernan ese rincón florido de la casa. El batir desesperado de las alitas generó un zumbido portentoso que hizo temblar las hojas del ficus.
La araña, con su espíritu maquiavélico, absorbió a la mosca hacia su cueva techada. Y no volvió a escucharse el retumbar de las alas sino que el silencio se apoderó del patio, del barrio y creo que de todo el universo. Mientras mi cigarro se consumía, comprendí la desesperación del saberse atrapado.

viernes

Miedo a perder el trabajo, miedo a no encontrar nunca trabajo. Miedo al hambre, miedo a la comida. Miedo a los ladrones. Miedo a la policía. Miedo a la puerta sin cerradura, al tiempo sin relojes, al niño sin televisión, a la noche sin pastillas para dormir y al día sin pastillas para despertar. Miedo a la multitud, a la soledad, a lo que fue y a lo que pudo ser. Miedo de morir, miedo de vivir.