18/04/ 1979... Recuerdo esta fecha con suma algarabía. Nací rechoncha, sonrosada, expectante y muy feliz.
Fui, en ese entonces, el centro de un universo compuesto por dos clanes que profesaban una admiración incontenible por mi recién nacida belleza. Así me volvieron una pequeña criatura despótica, chillona e insaciable.
Mantuve durante seis años ese apogeo a base de Jhonson & Jhonson (perfumes, shampoo, aceites) y Farm X. Si bien mi hermana nació cuando yo cumplí los cuatro, esa lauchita morocha no pudo arrebatarle el puesto a la oronda y saludable regordeta.
¡Tendrían que haberme visto parada en la escalera del edificio con mi delantalcito a cuadros a poco de empezar el jardín! Orgullo del padre, de la madre, de vecinos. Creo que algunas de mis tías se mearon.
Mi mundo, que en ese entonces se circunscribía a las dos cuadras (la de mi casa y la del colegio) de la manzana en la que vivía, se fue ensanchando de a poco. Subir toda la escalera para ir hasta la casa de Pablo, cruzar la calle hasta el parque Ameghino, cruzar el parque hasta la casa de una compañerita. Recorrer los pueblos donde se repartían los intengrantes de ambas familias. Y el secundario, y la facultad, y engrosar la agenda con nuevas vivencias, con nombres nuevos.
Ahora, que hace casi treinta años que estoy en la vida, ya no me sirven mis antiguas cualidades y tengo que buscarme constantemente algunas nuevas (o pretender que las tengo) para convencer a un mundo incalculable de que vale la pena mearse por mí.
...tendrías que transformarte en diurético...
ResponderBorrarMejor que en diurético transformáte en enema y ¡que se vayan todos a cagar!
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