martes

Muerte (no es una adivinanza)

Los hombres me temen; suelo ser funesta.
Algunos me buscan y todos me encuentran.
¡Soñador despierto, rehúyes a la vida!
Una noche de insomnio pasaré a tu lado,
posaré en tus mejillas
mis frías manos.
Creerás que fue el viento
o un sueño velado.
Me llevaré tu pena,
beberé de tus labios los acordes de un dolor mundano.
Habrás olvidado.

miércoles

Grito.

Quiero gritarle a la noche,
que se rompa su silencio
porque presiento
que tengo aún el alma enferma.
Y la noche, con su salva
de estrellas que me juzgan
distantes y frías,
recrudecen mi tormento.
Quiero oír alguna voz
que devuelva mi grito
para no sentir la soledad
tan despiadada e injusta
carcomiendo mi ánimo
en la noche gélida y oscura.