martes

Merlo, San Luis



Andrés bebiendo las aguas puras de un arroyo en Merlo. Por ese entonces, se creía Jesús. Ahora se cortó el pelo y anda diciendo que es Dios.
Amén.

Comparación

Hay personas cuya cara de orto es tan destacada que, cuando hablan, parece que hicieran fuerza para cagar las palabras. Y las sonrisas, inevitablemente, les salen con ruido a pedo. Esas personas arruinan cualquier clima de trabajo. Te miran por encima de los anteojos, como si se les escapara la raya por arriba del pantalón, y fruncen la nariz como si les molestara su propio olor.
Y viven así. Con la nariz, el ceño y la boca fruncidos. Como un verdadero culo.

Maravillas

Hay gente que habla mucho y mantiene hilos remotos de conversación. Jamás dicen "¿de dónde viene esto?" o "¿cómo llegamos acá?", porque lo recuerdan todo. Y continúan una perorata eterna, sin fundamentos, con atropelladas repeticiones que, generalmente, versa sobre ellos mismos. Así que, si descartamos los pronombres de primera persona y los "viste", "¿entendes?", "¿me explico?" y contamos una única vez las iteraciones, estamos ante un vocabulario que no enriquece porque es pobre.
Igualmente, son de no creer.

sábado

Desequilibrado

Llueve, sale el sol, garúa finito, se mantiene nublado y amenazante. Cualquier cosa que se consulte indica lo mismo: inestable. Con estas vacilaciones, difícilmente un ser humano pueda tomar una determinación.

Kandinski se dirige al trabajo, abre su paraguas negro en la puerta de su casa. Todavía no llueve pero es un hombre muy precavido. A la cuadra y media, le cae encima un vendaval. El viento huracanado le da vuelta el paraguas. Así se moja todo el torso, desde la cabeza. Y Kandinski putea, por lo bajo, porque es un hombre muy educado.
El charco de la esquina es víctima de la rueda iracunda de un auto que, en lugar de frenar, acelera. Las gotas del bache le dan de lleno a Kandinski en el pantalón hasta la altura de la bragueta. ¡Mirá que llegar al trabajo en esas condiciones! Tiene que volver a su casa, porque es un hombre pulcro y le da vergüenza su facha.
Para esta altura son las nueve y lleva media hora de retraso. Después de cambiarse el saco, el pantalón, la camisa, la corbata y las medias (porque, si bien las otras no estaban mojadas, violaban el compossé), agarra veinte pesos para el taxi, ya que, como Kandinski es un hombre responsable, no puede demorarse aún más.
Parado en la esquina del baño de barro, le levanta el brazo con apremio al primer coche libre que pasa. Se sube y ordena la dirección.
Kandinski no conoce las manos y contramanos, por lo tanto acepta la sugerencia que el chofer le hace, además de tratarse de un hombre sumamente respetuoso del conocimiento ajeno. De esta manera, conoce, de los cien barrios porteños, cada uno de los sitios de interés y, por el tour, finiquita sus veinte pesos. Como no se trata de un hombre al que le gusten los conflictos y, en general, acepta lo que venga, se baja del automóvil sin chistar.
El retraso le causa con el gerente una disputa en la que Kandinski no participa. Oye los reproches y las recomendaciones con el rabo entre las piernas (y mordiéndose la lengua para no ponerse colorado).
Sale del trabajo, más tarde de lo acostumbrado. El sol de las cinco de la tarde raja la tierra. Sólo cuenta con ochenta centavos, que no le sirven porque el bondi aumentó la semana pasada. Así que Kandinski debe cargar con el paraguas, la gabardina, el saco y el pulóver.
Al verlo llegar, la vecina, que tiene por costumbre vivir en la vereda, le comenta como al pasar: "Usted sí que está loco. ¡Con el calor que hace, salir tan abrigado!"
Y la verdad es que nadie puede culpar a Kandinski de la flor de piña que le propinó a la vieja en medio del semblante; Kandinski nunca fue un tipo violento ni es misógino.
La culpa la tiene el tiempo que anda desequilibrado.

viernes

Persona Huraña

es el vigésimo séptimo cigarrillo que enciendo y son las dos de la tarde. el cielo todavía no se decide a llover y yo no me decido a salir. a punto de atormentarse sobre mí una lluvia de verano, elijo quedarme adentro. con el paso de los años mis expectativas se redujeron a ser simplemente un hurón.

jueves

Un vulgarismo

Así como otros fetichistas gustan del papel araña o de las letras en cursiva, a mí me resultan muy estimulantes las lapiceras de pluma.
Pienso en cómo se dispone el cartucho y se me estremece el alma.

martes

¿Quién soy?

Soy en muchos aspectos. Soy un ser humano, mujer, hija, hermana, amiga. A simple vista, eso me presenta. Soy, para la sociedad, Romina Eleonora Mc Cormack.
Nunca pude definir mis gustos, quizás por indecisión, quizás por ignorancia. En ocasiones, me gusta casi todo; en otras, no me gusta nada.
Soy irreal, de eso estoy segura. Mi existencia no es real o, por lo menos, está teñida de grandes fantasías. Podría decir, no sin pecar de soberbia, que soy mi propio ente de ficción. Quizás por el deseo de descubrir todas mis posibilidades; probablemente por miedo a enfrentar mi realidad y mis limitaciones.
Tengo, por momentos, un ansia ingente de vida y, por otros, un vacío espiritual, vital e intelectual que me asfixia.
Y así, voy bogando, siguiendo la corriente, en su contra, descansando.
Muchas veces me detesto, me encuentro pobre y basta. Me reconozco limitada, insegura. Y suelo culpar al miedo de tanta miseria de espíritu. Otras veces me repongo y me siento más fuerte, aunque todavía temerosa.
Cada tanto, vislumbro la llama que debería moverme. Soplo y soplo, pero el cansancio me gana.
Mi investigación se circunscribe a conocerme, a saber quién soy, tal vez a definir quién quiero ser. Para no sentirme tan frustrada, para no caer en el letargo de una vida desperdiciada.
Pero, ¿cómo evitarlo? ¿cómo frenar el paso del tiempo y dar cabida a todas mis expectativas? Y, por sobre todas las cosas, ¿cómo superar el miedo?

Una concepción trascendente de las cosas, de la realidad, de mí misma.

¿Quién soy? ¿Por qué hay gente que se conoce desde muy temprano y gente que no? ¿Por qué algunos encuentran tan rápido un destino placentero y otros que no? ¿Por qué siento que ningún destino me brindaría verdadera paz y placer? ¿Por qué siento tanto temor a recorrer el camino de mis sueños? ¿Cuál es ese camino? ¿Siempre tuve tanto miedo y senti tanto desconcierto? ¿Me engaño a mí misma? ¿Por qué siempre siento que no tengo lo que quiero? ¿Quién soy? ¿Es necesario preguntárselo? ¿Hay que saberlo? ¿Lo que uno es se construye día a día? ¿Hay más días que éste que estamos viviendo? ¿No es ahora el momento para plantearse quién soy ahora? ¿Soy producto de una generación, de una familia de un contexto? ¿De una educación? ¿Alguien se planteó antes quién soy y no tengo voluntad para cambiarlo? ¿Por qué no puedo conformarme?

Medida y rima

Medida y rima

De mi belleza un día esperé ansiosa
que me granjeara halagos y rosas
para ofrendar al vidrio en el que mi virtud reposa.
De mi apariencia se encargó el camino
blanqueó en mis sienes el oro divino
y lagrimearon mis ojos sin dolor genuino.
Recorrí el camino subida al carruaje
con mi vestal dulzura y sin maquillaje
así, hoy, engalana mi cruel catadura
el velo oracular de muerte segura.
Debido es, entonces, hacer caso omiso
de las cosas bellas pues no dura el brillo.
Y cuando pregunten cómo fue mi vida
fue diré que en banalidades perdida.

caprichos

Yo deseo que hubieses brotado de un soplo de mi respiración.
Que no hubieses visto, ni olido, ni oído, ni sentido.
Tener tu pasado y tu futuro entre mis manos para ir moldeándolos a mi antojo.
Y así crearte para mí, tal cual te sueño.
Porque residís en mí, como mi sangre; y quiero ser tu sangre para anegar tu cuerpo
y poseerlo y borrar todo vestigio de manchas antiguas,
purificar el lastre de tus recuerdos que me atormentan.
Y ser nueva, ancestral, ser hoy, ayer y todas las mañanas que te faltan.
Ser miles, ser única, ser todas.
Y gobernar, déspota, sobre tu voluntad, para que me quieras tuya,
para que me aceptes y acates.
Y, tan esclavo como dueño, me grites: ¡Tuyo, tuyo, porque así lo quiero!

SACERDOCIO

Soy docente. de alguna manera inexplicable y confusa me recibí de profesora. Estudié con sumo afán y muchísimo interés nuestra lengua, nuestra literatura. Descubrí un amor casi irracional por las letras, por la sintaxis, la evolución de la lengua, la etimología de cada palabra, por la búsqueda de un sonido armonioso, por los distintos mundos creados por el hombre mediante su lenguaje. Y me encontré bien dispuesta a germinar en otros la misma pasión.
Del mismo modo inexplicale y confuso conseguí trabajo. Me olvidé de las tradiciones y fui el profesor que habría deseado tener. Como a todo joven, el colegio me había resultado una tortura; el miedo, las materias incomprensibles, las aburridas, la poca buena voluntad de algunos docentes, los exámenes, las amonestaciones, los castigos, los escarmientos. Me planteé seriamente cambiar esa cara negativa que la educación me había mostrado para demostrarles a los nuevos jóvenes que no todo debía ser tensión y terror en la escuela.
Fui el profe copado, buena onda, los alumnos me tuteaban, me consultaban con suma confianza; se generaba, así, un buen clima para disertar sobre todos sus intereses. Pero, con el paso del tiempo, las dudas sobre mi desempeño fueron creciendo. ¿Mis alumnos estaban aprendiendo?, ¿mi metodología era la correcta? ¿lograba despertar interés y curiosidad en ellos? ¿tenía las herramientas suficientes para llevar a cabo mi empresa? ¿pretendía luchar contra el desgano adolescente toda mi vida?
A medida que pasaron los años en el ejercico de esta profesión, mi actitud se fue modificando. Mis sonrisas llegaban en diciembre, hice que los alumnos devoraran hoja tras hoja ciertos libros, exigí respuestas concisas y correctas y resigné mis expectativas ante el peso omnipotente de una vieja y arraigada tradición: la de que el hombre trabaja mejor bajo presión.

lunes

¡No mentirás!

Él, a quien yo amo entre las flores rojas,
mojado por el agua que destila mi cuerpo húmedo.
abismo y gris de tormento,
núbil rosáceo y macho.
Yo no soy venus en tu mástil.
Él, que es mi pena,
me torna un crisálida abriéndose en el hierro.
arrebatada por su dedo macho.
Pero, entonces, ¿quién es él,
el que me abraza?
El mar de suspicacias lo transita.
Porque él, a quien no poseo,
es tumba encajonada en el amor,y se alza entre tinieblas.
Y la noche está cerca,
es una macilenta forma que salta sobre los dos,
tiempo y ácido
yo le digo: antes que el gallo sol
eche al fuego sus huesos,
que respire a sus muertos, por la semilla y la materia,
que se arrastre en sus mares,
que cruce las manos sobre sus pechos
y cierre su puño

De razones

Río, sufro, cago, descanso e, incluso, algunas veces, me como los mocos.
Mis alas de gallina agitan puro polvo.
Y nada más.
Esperaba ser fuego. Y, con el tiempo, me convertí en heladera.
Me da miedo la crueldad;
la barbarie de los presumidos e insensibles, que pierden el pescuezo
espiando al forastero y rechazando al diferente
la bestialidad de los que aman ser ellos mismos,
porque son iguales a todos.
Soy tan estúpida como feliz.
Aunque por períodos me salen unas lágrimas que rocían mis campos resecos.
Y algunos los llaman períodos menstruales.
Yo imagino que se despierta mi espíritu sentimental.

Pero algunos siempre tienen la razón .

Creo que, por sobre todas las cosas,
amaré la imagen del mar hasta que me inunde.
Aunque repudie los ojos inquietos y los cincelados culos danzantes.
Aunque repudie al veraneante reptil y su estirpe de lagartos.
Aunque me duela la arena en las plantas
y me salgan manchas por no usar protector en la espalda.
(No llego y tampoco Nadie)

Pero voy campante por los trayectos que se presentan.
Cantando apagadito para no aturdir a Nadie.
Nadie me escucha atentamente y le gusta como canto.

Tengo suerte.
Soy dueña de algo que no puede ser jamás robado.

viernes

Como todos

Me canso de caminar lentamente, rehusandome, hacia el lugar adonde van todos. Y no estoy hablando de la muerte.
Estoy hablando de este tipo de cosas. Mi espìritu romantico se està yendo a la mierda, con tanta porqueria moderna.
Me rio de los blogs y de los fotologs, cosas de mis alumnos, niños de esta nueva era interneteada.
Y sin embargo, aca estoy, escribiendo guevadas sobre cosas que a nadie le interesan, ni siquiera a mi misma

De què se trata esto?

Un joven escritor argentino me dijo recien que esto es un diario íntimo pùblico, como si eso no fuera una contradición.
Ahora, por que alguien querria hacer pùblicas sus intimidades? O intimar con el pùblico?
Lo triste es que el publico es virtual, por lo tanto invisible. Eso, llegado el caso de que haya publico y deje algun comentario.
Por que nadie quiere leer mis intimidades???