martes

Medida y rima

Medida y rima

De mi belleza un día esperé ansiosa
que me granjeara halagos y rosas
para ofrendar al vidrio en el que mi virtud reposa.
De mi apariencia se encargó el camino
blanqueó en mis sienes el oro divino
y lagrimearon mis ojos sin dolor genuino.
Recorrí el camino subida al carruaje
con mi vestal dulzura y sin maquillaje
así, hoy, engalana mi cruel catadura
el velo oracular de muerte segura.
Debido es, entonces, hacer caso omiso
de las cosas bellas pues no dura el brillo.
Y cuando pregunten cómo fue mi vida
fue diré que en banalidades perdida.

1 comentario:

Ni onomatopeyas, ni interjecciones, ni palabras hirientes, ni pedanterías. Como si fueran mi papá.