Una vida va a crecer de acuerdo con mis gestos, mis respuestas, mis preocupaciones, mis alegrìas. La responsabilidad que me corresponde no es sòlo saber què va a comer o dònde va a dormir, ahora cada palabra que uso, los colores que combino, mi conducta ante las situaciones, si me como las uñas, si me rìo de mis errores, si peleo, si grito, si compito, si sè relajarme. Todo va a formar parte de la educaciòn que le brinde.
No deberìa preocuparme tanto y disfrutar de mi embarazo. Pero sè que tengo de què preocuparme.
Bocas de expendio
Digresiones
(21)
Escritos sobre la timidez
(3)
Palabrerío
(14)
Pecados
(2)
Relatos infundamentales
(14)
Viajes
(7)
martes
miércoles
domingo
Estoy acá pero tan triste que ni ganas de escribir algo
Estoy en el campo. En un pueblo paisano de bombacha, rastra y facón, en un pueblo que carga el peso de toda una historia nacional. Dulcemente, me envuelve el silencio de una siesta religiosa.
Pero. Estoy en el campo, con un grupo de estudiantes de un colegio bilingue (léase la diéresis, por favor) cuya profesora de Lengua tuvo la irracional idea de hacerles leer "Don Second Shadow".
El micro gira y gira (hasta las náuseas), alrededor de la plaza principal, recorriendo los museos que celebran la patria que, para algunos pocos estúpidos, tuvo, además del pueblo original, la semilla bárbara del gaucho de trabajos pesados, de piel curtida, de dedos anchos, de sombrero calado y frente ancha, de sabiduría natural y autodidacta. La presencia del prototipo gauchesco parado en una esquina pintoresca genera una conmoción "¿Guarisdat?". Es un argentino.
Cruzamos el río (que en nuestra obra Fabio Cáceres cruzó) hasta La Blanqueada, la pulpería de la novela. Se desmenuza en vitrinas el último grito de la moda gauchesca y se exponen los enseres necesarios para la labor cotidiana del hombre de campo: la cincha, las espuelas, el recado, las sogas, el mate.
Todo ante la mirada abúlica de los alumnos que me atosigan con preguntas: "Cuando nos vamos" "Falta mucho".
Y me vuelvo, che, escuchando en el micro "Si no hay triki triki...".
Pero. Estoy en el campo, con un grupo de estudiantes de un colegio bilingue (léase la diéresis, por favor) cuya profesora de Lengua tuvo la irracional idea de hacerles leer "Don Second Shadow".
El micro gira y gira (hasta las náuseas), alrededor de la plaza principal, recorriendo los museos que celebran la patria que, para algunos pocos estúpidos, tuvo, además del pueblo original, la semilla bárbara del gaucho de trabajos pesados, de piel curtida, de dedos anchos, de sombrero calado y frente ancha, de sabiduría natural y autodidacta. La presencia del prototipo gauchesco parado en una esquina pintoresca genera una conmoción "¿Guarisdat?". Es un argentino.
Cruzamos el río (que en nuestra obra Fabio Cáceres cruzó) hasta La Blanqueada, la pulpería de la novela. Se desmenuza en vitrinas el último grito de la moda gauchesca y se exponen los enseres necesarios para la labor cotidiana del hombre de campo: la cincha, las espuelas, el recado, las sogas, el mate.
Todo ante la mirada abúlica de los alumnos que me atosigan con preguntas: "Cuando nos vamos" "Falta mucho".
Y me vuelvo, che, escuchando en el micro "Si no hay triki triki...".
sábado
respuesta a ANA
siento que hay espacios vacíos que nada llena. insastifacción persistente. y agobio de una vida que nunca nos da lo que queremos en el momento justo, porque nunca estamos seguros de aquello que queremos. por ignorancia, por soñadores, por estúpidos. quizás ni nos damos cuenta de que lo que llego es lo que queremos. y queremos otra cosa. o nos damos cuenta de que queríamos aquello que pasó sin gloria y con pena.
Yo viví medrosa de la otredad, no sabía que todos residían en mí
Hay tanta desgracia. Convivimos con la tristeza en los lugares más insólitos, incluso admirando un paisaje podemos encontrar cierta desazón. Tenemos infinidad de sueños y, a algunos de nosotros, sólo se nos dan dos.
Nuestra autoestima sube y baja, se empina y cae como ave cazadora. Y así vamos boyando alrededor de alguna esperanza que nace con pocas chances de realizarse.
Pero. Hay otros momentos, quizás imperceptibles para el ojo poco obervador, en los que se nos manifiesta algo indeterminado pero que nos llena de gozo. Se calma el galope del corazón, se equilibra el curso de la sangre y uno encuentra algo así como su centro, como un lugar de firmeza y de seguridad.
Un amanecer, un ocaso, un hornero, una flor, una nube, una sonrisa, una cervez fría, momentos solitarios en los que uno se encuentra con todo. O, en otras ocasiones, compañías silenciosas que comparten nuestro disfrute y acarician la misma sensación.
La felicidad no puede ser otra cosa, no puede ser más que conocer la posibilidad de regocijarse en ese instante. Y esos instantes están ahí cerquita nomás.
Nuestra autoestima sube y baja, se empina y cae como ave cazadora. Y así vamos boyando alrededor de alguna esperanza que nace con pocas chances de realizarse.
Pero. Hay otros momentos, quizás imperceptibles para el ojo poco obervador, en los que se nos manifiesta algo indeterminado pero que nos llena de gozo. Se calma el galope del corazón, se equilibra el curso de la sangre y uno encuentra algo así como su centro, como un lugar de firmeza y de seguridad.
Un amanecer, un ocaso, un hornero, una flor, una nube, una sonrisa, una cervez fría, momentos solitarios en los que uno se encuentra con todo. O, en otras ocasiones, compañías silenciosas que comparten nuestro disfrute y acarician la misma sensación.
La felicidad no puede ser otra cosa, no puede ser más que conocer la posibilidad de regocijarse en ese instante. Y esos instantes están ahí cerquita nomás.
miércoles
Escatologismo
Algunas veces siento que me pegaron tal patada en el culo que no puedo sentarme sin sentir el zapato.
Voy haciendo fuerza, para ver si lo expulso, y lo que logro es tan etéreo como un fluido.
Quedo tan constreñida por la indignación que toda la vida tengo que aguantar las ganas de cagarme en todo y mandar todo a la mierda.
Y me pregunto de dónde vino. Quién fue. Por qué.
Voy haciendo fuerza, para ver si lo expulso, y lo que logro es tan etéreo como un fluido.
Quedo tan constreñida por la indignación que toda la vida tengo que aguantar las ganas de cagarme en todo y mandar todo a la mierda.
Y me pregunto de dónde vino. Quién fue. Por qué.
viernes
Ser Romàntico
El culto a la noche, a la luz de la luna, a las personas de vida licenciosa, a la tristeza, a la melancolìa. El aborrecimiento al progreso, a la pèrdida de todo aquello que amò en su juventud, la añoranza, en definitiva, de todo lo pasado.
Como todo romàntico, debe vivir lo que dice. Por eso los ataques de tristeza, de odio hacia el mundo moderno que no comprende, hacia la vida injusta que lo pariò. Por eso, las enfermedades, la falta de confianza, la alabanza desmedida de valores caducos para la sociedad actual.
Como buen romàntico, un artista problemàtico, un artista talentoso que pone en duda sus cualidades. Un artista capaz de descifrar algunos misterios, pero incapaz de objetivarlos. Un actor de la vida. Un artista que no puede separar el arte de la vida misma.
Romàntico, triste, sin finales felices nunca.
Romàntico, amante hasta el dolor, incomprendido, amado. Difìcil como un bebè que llora sin que podamos saber por què.
Romàntico, hermoso, admirado, grotesco.
Lord Byron y el Jorobado, Frankestein y Don Juan Tenorio. Exòtico, aventurero, valiente, medroso. Sensible, sentimental, un anacoreta siempre rodeado de gente.
Imperfecto pero humanamente perfecto.
Un inspirado, denunciante de la opresiòn, de la injusticia, de la falta de libertad, tres conceptos que èl sufre.
El amor es tragedia, excluye toda norma, porque es pasiòn. Todo es pasiòn para su espìritu original.
Un misàntropo irracional pero mucho màs razonable que la banalidad social. Mucho màs lògico que la alegrìa superficial y pobre.
Con la necesidad imperiosa de alejarse, de perderse, para volver con un arrepentimiento cuasi catòlico.
Con la necesidad de llenar de fantasìas la vida, porque la realidad siempre es fùnebre, siempre es insatisfactoria.
El destino lo construye y lo destruye. El destino, ya prefijado, lo condena al fracaso (me atrevo a decir, con grandes posibilidades de equivocarme, que disfruta haciendo ruido con su destino cruel, la condena lo justifica en cierta medida). El destino crea su vida y la carcome.
Pero, ¿còmo concebir a un artista feliz, conforme, tranquilo? ¿Còmo aceptar la tibieza de un artista que no sufre?
Como romàntico, el arte surge de la pasiòn y las mayor de todas es el dolor. Insondable dolor del hombre que nace muerto, del ser que sòlo puede vivir una ùnica y acotada vida.
Rebelde pero arraigado, confiado pero inseguro, desconcertante pero predecible. Una combinaciòn caòtica de la alegrìa disipada y de la tristeza màs contumaz. Una mezcla nefasta por la falta de precisiòn en su medida. Pero es romàntico y sòlo puede vivir en los extremos.
Sencillo, natural pero rebuscado. Libre pero anclado en una psiquis inmanejable.
En definitiva, abismal como el mar, profundo como la noche, càlido como sol de mediodìa, triste y lejano como la medianoche.
Como todo romàntico, debe vivir lo que dice. Por eso los ataques de tristeza, de odio hacia el mundo moderno que no comprende, hacia la vida injusta que lo pariò. Por eso, las enfermedades, la falta de confianza, la alabanza desmedida de valores caducos para la sociedad actual.
Como buen romàntico, un artista problemàtico, un artista talentoso que pone en duda sus cualidades. Un artista capaz de descifrar algunos misterios, pero incapaz de objetivarlos. Un actor de la vida. Un artista que no puede separar el arte de la vida misma.
Romàntico, triste, sin finales felices nunca.
Romàntico, amante hasta el dolor, incomprendido, amado. Difìcil como un bebè que llora sin que podamos saber por què.
Romàntico, hermoso, admirado, grotesco.
Lord Byron y el Jorobado, Frankestein y Don Juan Tenorio. Exòtico, aventurero, valiente, medroso. Sensible, sentimental, un anacoreta siempre rodeado de gente.
Imperfecto pero humanamente perfecto.
Un inspirado, denunciante de la opresiòn, de la injusticia, de la falta de libertad, tres conceptos que èl sufre.
El amor es tragedia, excluye toda norma, porque es pasiòn. Todo es pasiòn para su espìritu original.
Un misàntropo irracional pero mucho màs razonable que la banalidad social. Mucho màs lògico que la alegrìa superficial y pobre.
Con la necesidad imperiosa de alejarse, de perderse, para volver con un arrepentimiento cuasi catòlico.
Con la necesidad de llenar de fantasìas la vida, porque la realidad siempre es fùnebre, siempre es insatisfactoria.
El destino lo construye y lo destruye. El destino, ya prefijado, lo condena al fracaso (me atrevo a decir, con grandes posibilidades de equivocarme, que disfruta haciendo ruido con su destino cruel, la condena lo justifica en cierta medida). El destino crea su vida y la carcome.
Pero, ¿còmo concebir a un artista feliz, conforme, tranquilo? ¿Còmo aceptar la tibieza de un artista que no sufre?
Como romàntico, el arte surge de la pasiòn y las mayor de todas es el dolor. Insondable dolor del hombre que nace muerto, del ser que sòlo puede vivir una ùnica y acotada vida.
Rebelde pero arraigado, confiado pero inseguro, desconcertante pero predecible. Una combinaciòn caòtica de la alegrìa disipada y de la tristeza màs contumaz. Una mezcla nefasta por la falta de precisiòn en su medida. Pero es romàntico y sòlo puede vivir en los extremos.
Sencillo, natural pero rebuscado. Libre pero anclado en una psiquis inmanejable.
En definitiva, abismal como el mar, profundo como la noche, càlido como sol de mediodìa, triste y lejano como la medianoche.
martes
Merlo, San Luis
Comparación
Hay personas cuya cara de orto es tan destacada que, cuando hablan, parece que hicieran fuerza para cagar las palabras. Y las sonrisas, inevitablemente, les salen con ruido a pedo. Esas personas arruinan cualquier clima de trabajo. Te miran por encima de los anteojos, como si se les escapara la raya por arriba del pantalón, y fruncen la nariz como si les molestara su propio olor.
Y viven así. Con la nariz, el ceño y la boca fruncidos. Como un verdadero culo.
Y viven así. Con la nariz, el ceño y la boca fruncidos. Como un verdadero culo.
Maravillas
Hay gente que habla mucho y mantiene hilos remotos de conversación. Jamás dicen "¿de dónde viene esto?" o "¿cómo llegamos acá?", porque lo recuerdan todo. Y continúan una perorata eterna, sin fundamentos, con atropelladas repeticiones que, generalmente, versa sobre ellos mismos. Así que, si descartamos los pronombres de primera persona y los "viste", "¿entendes?", "¿me explico?" y contamos una única vez las iteraciones, estamos ante un vocabulario que no enriquece porque es pobre.
Igualmente, son de no creer.
Igualmente, son de no creer.
RÓTULOS
Digresiones
sábado
Desequilibrado
Llueve, sale el sol, garúa finito, se mantiene nublado y amenazante. Cualquier cosa que se consulte indica lo mismo: inestable. Con estas vacilaciones, difícilmente un ser humano pueda tomar una determinación.
Kandinski se dirige al trabajo, abre su paraguas negro en la puerta de su casa. Todavía no llueve pero es un hombre muy precavido. A la cuadra y media, le cae encima un vendaval. El viento huracanado le da vuelta el paraguas. Así se moja todo el torso, desde la cabeza. Y Kandinski putea, por lo bajo, porque es un hombre muy educado.
El charco de la esquina es víctima de la rueda iracunda de un auto que, en lugar de frenar, acelera. Las gotas del bache le dan de lleno a Kandinski en el pantalón hasta la altura de la bragueta. ¡Mirá que llegar al trabajo en esas condiciones! Tiene que volver a su casa, porque es un hombre pulcro y le da vergüenza su facha.
Para esta altura son las nueve y lleva media hora de retraso. Después de cambiarse el saco, el pantalón, la camisa, la corbata y las medias (porque, si bien las otras no estaban mojadas, violaban el compossé), agarra veinte pesos para el taxi, ya que, como Kandinski es un hombre responsable, no puede demorarse aún más.
Parado en la esquina del baño de barro, le levanta el brazo con apremio al primer coche libre que pasa. Se sube y ordena la dirección.
Kandinski no conoce las manos y contramanos, por lo tanto acepta la sugerencia que el chofer le hace, además de tratarse de un hombre sumamente respetuoso del conocimiento ajeno. De esta manera, conoce, de los cien barrios porteños, cada uno de los sitios de interés y, por el tour, finiquita sus veinte pesos. Como no se trata de un hombre al que le gusten los conflictos y, en general, acepta lo que venga, se baja del automóvil sin chistar.
El retraso le causa con el gerente una disputa en la que Kandinski no participa. Oye los reproches y las recomendaciones con el rabo entre las piernas (y mordiéndose la lengua para no ponerse colorado).
Sale del trabajo, más tarde de lo acostumbrado. El sol de las cinco de la tarde raja la tierra. Sólo cuenta con ochenta centavos, que no le sirven porque el bondi aumentó la semana pasada. Así que Kandinski debe cargar con el paraguas, la gabardina, el saco y el pulóver.
Al verlo llegar, la vecina, que tiene por costumbre vivir en la vereda, le comenta como al pasar: "Usted sí que está loco. ¡Con el calor que hace, salir tan abrigado!"
Y la verdad es que nadie puede culpar a Kandinski de la flor de piña que le propinó a la vieja en medio del semblante; Kandinski nunca fue un tipo violento ni es misógino.
La culpa la tiene el tiempo que anda desequilibrado.
Kandinski se dirige al trabajo, abre su paraguas negro en la puerta de su casa. Todavía no llueve pero es un hombre muy precavido. A la cuadra y media, le cae encima un vendaval. El viento huracanado le da vuelta el paraguas. Así se moja todo el torso, desde la cabeza. Y Kandinski putea, por lo bajo, porque es un hombre muy educado.
El charco de la esquina es víctima de la rueda iracunda de un auto que, en lugar de frenar, acelera. Las gotas del bache le dan de lleno a Kandinski en el pantalón hasta la altura de la bragueta. ¡Mirá que llegar al trabajo en esas condiciones! Tiene que volver a su casa, porque es un hombre pulcro y le da vergüenza su facha.
Para esta altura son las nueve y lleva media hora de retraso. Después de cambiarse el saco, el pantalón, la camisa, la corbata y las medias (porque, si bien las otras no estaban mojadas, violaban el compossé), agarra veinte pesos para el taxi, ya que, como Kandinski es un hombre responsable, no puede demorarse aún más.
Parado en la esquina del baño de barro, le levanta el brazo con apremio al primer coche libre que pasa. Se sube y ordena la dirección.
Kandinski no conoce las manos y contramanos, por lo tanto acepta la sugerencia que el chofer le hace, además de tratarse de un hombre sumamente respetuoso del conocimiento ajeno. De esta manera, conoce, de los cien barrios porteños, cada uno de los sitios de interés y, por el tour, finiquita sus veinte pesos. Como no se trata de un hombre al que le gusten los conflictos y, en general, acepta lo que venga, se baja del automóvil sin chistar.
El retraso le causa con el gerente una disputa en la que Kandinski no participa. Oye los reproches y las recomendaciones con el rabo entre las piernas (y mordiéndose la lengua para no ponerse colorado).
Sale del trabajo, más tarde de lo acostumbrado. El sol de las cinco de la tarde raja la tierra. Sólo cuenta con ochenta centavos, que no le sirven porque el bondi aumentó la semana pasada. Así que Kandinski debe cargar con el paraguas, la gabardina, el saco y el pulóver.
Al verlo llegar, la vecina, que tiene por costumbre vivir en la vereda, le comenta como al pasar: "Usted sí que está loco. ¡Con el calor que hace, salir tan abrigado!"
Y la verdad es que nadie puede culpar a Kandinski de la flor de piña que le propinó a la vieja en medio del semblante; Kandinski nunca fue un tipo violento ni es misógino.
La culpa la tiene el tiempo que anda desequilibrado.
RÓTULOS
Relatos infundamentales
viernes
Persona Huraña
es el vigésimo séptimo cigarrillo que enciendo y son las dos de la tarde. el cielo todavía no se decide a llover y yo no me decido a salir. a punto de atormentarse sobre mí una lluvia de verano, elijo quedarme adentro. con el paso de los años mis expectativas se redujeron a ser simplemente un hurón.
jueves
Un vulgarismo
Así como otros fetichistas gustan del papel araña o de las letras en cursiva, a mí me resultan muy estimulantes las lapiceras de pluma.
Pienso en cómo se dispone el cartucho y se me estremece el alma.
Pienso en cómo se dispone el cartucho y se me estremece el alma.
martes
¿Quién soy?
Soy en muchos aspectos. Soy un ser humano, mujer, hija, hermana, amiga. A simple vista, eso me presenta. Soy, para la sociedad, Romina Eleonora Mc Cormack.
Nunca pude definir mis gustos, quizás por indecisión, quizás por ignorancia. En ocasiones, me gusta casi todo; en otras, no me gusta nada.
Soy irreal, de eso estoy segura. Mi existencia no es real o, por lo menos, está teñida de grandes fantasías. Podría decir, no sin pecar de soberbia, que soy mi propio ente de ficción. Quizás por el deseo de descubrir todas mis posibilidades; probablemente por miedo a enfrentar mi realidad y mis limitaciones.
Tengo, por momentos, un ansia ingente de vida y, por otros, un vacío espiritual, vital e intelectual que me asfixia.
Y así, voy bogando, siguiendo la corriente, en su contra, descansando.
Muchas veces me detesto, me encuentro pobre y basta. Me reconozco limitada, insegura. Y suelo culpar al miedo de tanta miseria de espíritu. Otras veces me repongo y me siento más fuerte, aunque todavía temerosa.
Cada tanto, vislumbro la llama que debería moverme. Soplo y soplo, pero el cansancio me gana.
Mi investigación se circunscribe a conocerme, a saber quién soy, tal vez a definir quién quiero ser. Para no sentirme tan frustrada, para no caer en el letargo de una vida desperdiciada.
Pero, ¿cómo evitarlo? ¿cómo frenar el paso del tiempo y dar cabida a todas mis expectativas? Y, por sobre todas las cosas, ¿cómo superar el miedo?
Nunca pude definir mis gustos, quizás por indecisión, quizás por ignorancia. En ocasiones, me gusta casi todo; en otras, no me gusta nada.
Soy irreal, de eso estoy segura. Mi existencia no es real o, por lo menos, está teñida de grandes fantasías. Podría decir, no sin pecar de soberbia, que soy mi propio ente de ficción. Quizás por el deseo de descubrir todas mis posibilidades; probablemente por miedo a enfrentar mi realidad y mis limitaciones.
Tengo, por momentos, un ansia ingente de vida y, por otros, un vacío espiritual, vital e intelectual que me asfixia.
Y así, voy bogando, siguiendo la corriente, en su contra, descansando.
Muchas veces me detesto, me encuentro pobre y basta. Me reconozco limitada, insegura. Y suelo culpar al miedo de tanta miseria de espíritu. Otras veces me repongo y me siento más fuerte, aunque todavía temerosa.
Cada tanto, vislumbro la llama que debería moverme. Soplo y soplo, pero el cansancio me gana.
Mi investigación se circunscribe a conocerme, a saber quién soy, tal vez a definir quién quiero ser. Para no sentirme tan frustrada, para no caer en el letargo de una vida desperdiciada.
Pero, ¿cómo evitarlo? ¿cómo frenar el paso del tiempo y dar cabida a todas mis expectativas? Y, por sobre todas las cosas, ¿cómo superar el miedo?
Una concepción trascendente de las cosas, de la realidad, de mí misma.
¿Quién soy? ¿Por qué hay gente que se conoce desde muy temprano y gente que no? ¿Por qué algunos encuentran tan rápido un destino placentero y otros que no? ¿Por qué siento que ningún destino me brindaría verdadera paz y placer? ¿Por qué siento tanto temor a recorrer el camino de mis sueños? ¿Cuál es ese camino? ¿Siempre tuve tanto miedo y senti tanto desconcierto? ¿Me engaño a mí misma? ¿Por qué siempre siento que no tengo lo que quiero? ¿Quién soy? ¿Es necesario preguntárselo? ¿Hay que saberlo? ¿Lo que uno es se construye día a día? ¿Hay más días que éste que estamos viviendo? ¿No es ahora el momento para plantearse quién soy ahora? ¿Soy producto de una generación, de una familia de un contexto? ¿De una educación? ¿Alguien se planteó antes quién soy y no tengo voluntad para cambiarlo? ¿Por qué no puedo conformarme?
RÓTULOS
Digresiones
Medida y rima
Medida y rima
De mi belleza un día esperé ansiosa
que me granjeara halagos y rosas
para ofrendar al vidrio en el que mi virtud reposa.
De mi apariencia se encargó el camino
blanqueó en mis sienes el oro divino
y lagrimearon mis ojos sin dolor genuino.
Recorrí el camino subida al carruaje
con mi vestal dulzura y sin maquillaje
así, hoy, engalana mi cruel catadura
el velo oracular de muerte segura.
Debido es, entonces, hacer caso omiso
de las cosas bellas pues no dura el brillo.
Y cuando pregunten cómo fue mi vida
fue diré que en banalidades perdida.
De mi belleza un día esperé ansiosa
que me granjeara halagos y rosas
para ofrendar al vidrio en el que mi virtud reposa.
De mi apariencia se encargó el camino
blanqueó en mis sienes el oro divino
y lagrimearon mis ojos sin dolor genuino.
Recorrí el camino subida al carruaje
con mi vestal dulzura y sin maquillaje
así, hoy, engalana mi cruel catadura
el velo oracular de muerte segura.
Debido es, entonces, hacer caso omiso
de las cosas bellas pues no dura el brillo.
Y cuando pregunten cómo fue mi vida
fue diré que en banalidades perdida.
caprichos
Yo deseo que hubieses brotado de un soplo de mi respiración.
Que no hubieses visto, ni olido, ni oído, ni sentido.
Tener tu pasado y tu futuro entre mis manos para ir moldeándolos a mi antojo.
Y así crearte para mí, tal cual te sueño.
Porque residís en mí, como mi sangre; y quiero ser tu sangre para anegar tu cuerpo
y poseerlo y borrar todo vestigio de manchas antiguas,
purificar el lastre de tus recuerdos que me atormentan.
Y ser nueva, ancestral, ser hoy, ayer y todas las mañanas que te faltan.
Ser miles, ser única, ser todas.
Y gobernar, déspota, sobre tu voluntad, para que me quieras tuya,
para que me aceptes y acates.
Y, tan esclavo como dueño, me grites: ¡Tuyo, tuyo, porque así lo quiero!
Que no hubieses visto, ni olido, ni oído, ni sentido.
Tener tu pasado y tu futuro entre mis manos para ir moldeándolos a mi antojo.
Y así crearte para mí, tal cual te sueño.
Porque residís en mí, como mi sangre; y quiero ser tu sangre para anegar tu cuerpo
y poseerlo y borrar todo vestigio de manchas antiguas,
purificar el lastre de tus recuerdos que me atormentan.
Y ser nueva, ancestral, ser hoy, ayer y todas las mañanas que te faltan.
Ser miles, ser única, ser todas.
Y gobernar, déspota, sobre tu voluntad, para que me quieras tuya,
para que me aceptes y acates.
Y, tan esclavo como dueño, me grites: ¡Tuyo, tuyo, porque así lo quiero!
SACERDOCIO
Soy docente. de alguna manera inexplicable y confusa me recibí de profesora. Estudié con sumo afán y muchísimo interés nuestra lengua, nuestra literatura. Descubrí un amor casi irracional por las letras, por la sintaxis, la evolución de la lengua, la etimología de cada palabra, por la búsqueda de un sonido armonioso, por los distintos mundos creados por el hombre mediante su lenguaje. Y me encontré bien dispuesta a germinar en otros la misma pasión.
Del mismo modo inexplicale y confuso conseguí trabajo. Me olvidé de las tradiciones y fui el profesor que habría deseado tener. Como a todo joven, el colegio me había resultado una tortura; el miedo, las materias incomprensibles, las aburridas, la poca buena voluntad de algunos docentes, los exámenes, las amonestaciones, los castigos, los escarmientos. Me planteé seriamente cambiar esa cara negativa que la educación me había mostrado para demostrarles a los nuevos jóvenes que no todo debía ser tensión y terror en la escuela.
Fui el profe copado, buena onda, los alumnos me tuteaban, me consultaban con suma confianza; se generaba, así, un buen clima para disertar sobre todos sus intereses. Pero, con el paso del tiempo, las dudas sobre mi desempeño fueron creciendo. ¿Mis alumnos estaban aprendiendo?, ¿mi metodología era la correcta? ¿lograba despertar interés y curiosidad en ellos? ¿tenía las herramientas suficientes para llevar a cabo mi empresa? ¿pretendía luchar contra el desgano adolescente toda mi vida?
A medida que pasaron los años en el ejercico de esta profesión, mi actitud se fue modificando. Mis sonrisas llegaban en diciembre, hice que los alumnos devoraran hoja tras hoja ciertos libros, exigí respuestas concisas y correctas y resigné mis expectativas ante el peso omnipotente de una vieja y arraigada tradición: la de que el hombre trabaja mejor bajo presión.
Del mismo modo inexplicale y confuso conseguí trabajo. Me olvidé de las tradiciones y fui el profesor que habría deseado tener. Como a todo joven, el colegio me había resultado una tortura; el miedo, las materias incomprensibles, las aburridas, la poca buena voluntad de algunos docentes, los exámenes, las amonestaciones, los castigos, los escarmientos. Me planteé seriamente cambiar esa cara negativa que la educación me había mostrado para demostrarles a los nuevos jóvenes que no todo debía ser tensión y terror en la escuela.
Fui el profe copado, buena onda, los alumnos me tuteaban, me consultaban con suma confianza; se generaba, así, un buen clima para disertar sobre todos sus intereses. Pero, con el paso del tiempo, las dudas sobre mi desempeño fueron creciendo. ¿Mis alumnos estaban aprendiendo?, ¿mi metodología era la correcta? ¿lograba despertar interés y curiosidad en ellos? ¿tenía las herramientas suficientes para llevar a cabo mi empresa? ¿pretendía luchar contra el desgano adolescente toda mi vida?
A medida que pasaron los años en el ejercico de esta profesión, mi actitud se fue modificando. Mis sonrisas llegaban en diciembre, hice que los alumnos devoraran hoja tras hoja ciertos libros, exigí respuestas concisas y correctas y resigné mis expectativas ante el peso omnipotente de una vieja y arraigada tradición: la de que el hombre trabaja mejor bajo presión.
lunes
¡No mentirás!
Él, a quien yo amo entre las flores rojas,
mojado por el agua que destila mi cuerpo húmedo.
abismo y gris de tormento,
núbil rosáceo y macho.
Yo no soy venus en tu mástil.
Él, que es mi pena,
me torna un crisálida abriéndose en el hierro.
arrebatada por su dedo macho.
Pero, entonces, ¿quién es él,
el que me abraza?
El mar de suspicacias lo transita.
Porque él, a quien no poseo,
es tumba encajonada en el amor,y se alza entre tinieblas.
Y la noche está cerca,
es una macilenta forma que salta sobre los dos,
tiempo y ácido
yo le digo: antes que el gallo sol
eche al fuego sus huesos,
que respire a sus muertos, por la semilla y la materia,
que se arrastre en sus mares,
que cruce las manos sobre sus pechos
y cierre su puño
mojado por el agua que destila mi cuerpo húmedo.
abismo y gris de tormento,
núbil rosáceo y macho.
Yo no soy venus en tu mástil.
Él, que es mi pena,
me torna un crisálida abriéndose en el hierro.
arrebatada por su dedo macho.
Pero, entonces, ¿quién es él,
el que me abraza?
El mar de suspicacias lo transita.
Porque él, a quien no poseo,
es tumba encajonada en el amor,y se alza entre tinieblas.
Y la noche está cerca,
es una macilenta forma que salta sobre los dos,
tiempo y ácido
yo le digo: antes que el gallo sol
eche al fuego sus huesos,
que respire a sus muertos, por la semilla y la materia,
que se arrastre en sus mares,
que cruce las manos sobre sus pechos
y cierre su puño
De razones
Río, sufro, cago, descanso e, incluso, algunas veces, me como los mocos.
Mis alas de gallina agitan puro polvo.
Y nada más.
Esperaba ser fuego. Y, con el tiempo, me convertí en heladera.
Me da miedo la crueldad;
la barbarie de los presumidos e insensibles, que pierden el pescuezo
espiando al forastero y rechazando al diferente
la bestialidad de los que aman ser ellos mismos,
porque son iguales a todos.
Soy tan estúpida como feliz.
Aunque por períodos me salen unas lágrimas que rocían mis campos resecos.
Y algunos los llaman períodos menstruales.
Yo imagino que se despierta mi espíritu sentimental.
Pero algunos siempre tienen la razón .
Creo que, por sobre todas las cosas,
amaré la imagen del mar hasta que me inunde.
Aunque repudie los ojos inquietos y los cincelados culos danzantes.
Aunque repudie al veraneante reptil y su estirpe de lagartos.
Aunque me duela la arena en las plantas
y me salgan manchas por no usar protector en la espalda.
(No llego y tampoco Nadie)
Pero voy campante por los trayectos que se presentan.
Cantando apagadito para no aturdir a Nadie.
Nadie me escucha atentamente y le gusta como canto.
Tengo suerte.
Soy dueña de algo que no puede ser jamás robado.
Mis alas de gallina agitan puro polvo.
Y nada más.
Esperaba ser fuego. Y, con el tiempo, me convertí en heladera.
Me da miedo la crueldad;
la barbarie de los presumidos e insensibles, que pierden el pescuezo
espiando al forastero y rechazando al diferente
la bestialidad de los que aman ser ellos mismos,
porque son iguales a todos.
Soy tan estúpida como feliz.
Aunque por períodos me salen unas lágrimas que rocían mis campos resecos.
Y algunos los llaman períodos menstruales.
Yo imagino que se despierta mi espíritu sentimental.
Pero algunos siempre tienen la razón .
Creo que, por sobre todas las cosas,
amaré la imagen del mar hasta que me inunde.
Aunque repudie los ojos inquietos y los cincelados culos danzantes.
Aunque repudie al veraneante reptil y su estirpe de lagartos.
Aunque me duela la arena en las plantas
y me salgan manchas por no usar protector en la espalda.
(No llego y tampoco Nadie)
Pero voy campante por los trayectos que se presentan.
Cantando apagadito para no aturdir a Nadie.
Nadie me escucha atentamente y le gusta como canto.
Tengo suerte.
Soy dueña de algo que no puede ser jamás robado.
viernes
Como todos
Me canso de caminar lentamente, rehusandome, hacia el lugar adonde van todos. Y no estoy hablando de la muerte.
Estoy hablando de este tipo de cosas. Mi espìritu romantico se està yendo a la mierda, con tanta porqueria moderna.
Me rio de los blogs y de los fotologs, cosas de mis alumnos, niños de esta nueva era interneteada.
Y sin embargo, aca estoy, escribiendo guevadas sobre cosas que a nadie le interesan, ni siquiera a mi misma
Estoy hablando de este tipo de cosas. Mi espìritu romantico se està yendo a la mierda, con tanta porqueria moderna.
Me rio de los blogs y de los fotologs, cosas de mis alumnos, niños de esta nueva era interneteada.
Y sin embargo, aca estoy, escribiendo guevadas sobre cosas que a nadie le interesan, ni siquiera a mi misma
RÓTULOS
Digresiones
De què se trata esto?
Un joven escritor argentino me dijo recien que esto es un diario íntimo pùblico, como si eso no fuera una contradición.
Ahora, por que alguien querria hacer pùblicas sus intimidades? O intimar con el pùblico?
Lo triste es que el publico es virtual, por lo tanto invisible. Eso, llegado el caso de que haya publico y deje algun comentario.
Por que nadie quiere leer mis intimidades???
Ahora, por que alguien querria hacer pùblicas sus intimidades? O intimar con el pùblico?
Lo triste es que el publico es virtual, por lo tanto invisible. Eso, llegado el caso de que haya publico y deje algun comentario.
Por que nadie quiere leer mis intimidades???
RÓTULOS
Digresiones
miércoles
Fémina
Fui hecha con pedazos de mujeres pretéritas. Me legaron dos ojos tristes, perdidos. Los labios finos, condenados al silencio. La intuición, el espíritu sensible y la facilidad para el llanto.
Me dieron armas para defenderme pero no me enseñaron al enemigo. Me entregaron dolor y cierto masoquismo para soportar un suplicio todos los meses y la aciaga ilusión de un vientre fértil.
Me dieron el vuelo pero se olvidaron las alas. Y recibí, a cambio, este cuerpo tosco y adverso.
Me concedieron manos. Pero no talento para crear con ellas, de la nada, sueños.
Me dejaron en el mundo, rodeada de belleza, y un terror infinito para que no la vea.
Las mujeres que me antecedieron depositaron en mí sus anhelos.
Y crearon un monstruo cobarde, desgraciado y funesto.
Me dieron armas para defenderme pero no me enseñaron al enemigo. Me entregaron dolor y cierto masoquismo para soportar un suplicio todos los meses y la aciaga ilusión de un vientre fértil.
Me dieron el vuelo pero se olvidaron las alas. Y recibí, a cambio, este cuerpo tosco y adverso.
Me concedieron manos. Pero no talento para crear con ellas, de la nada, sueños.
Me dejaron en el mundo, rodeada de belleza, y un terror infinito para que no la vea.
Las mujeres que me antecedieron depositaron en mí sus anhelos.
Y crearon un monstruo cobarde, desgraciado y funesto.
RÓTULOS
Palabrerío
lunes
Bipoema
21/01/2008
En connivencia con el amor, dos almas jugaron, sin verse, a ser Jean Paul y Simone o Tristán e Isolda. ¿Cuál es cuál?
Sin título (aún, no logran un acuerdo porque se trata más que nada de una lucha de egos eterna)
Agua en gotas se confunden con el mar
en este paraje remoto e insondable;
papas fritas en mi boca evocan la sal;
rostros de amargas decepciones,
sobre una terraza con vista al mar;
imágenes del pasado, botellas, humo, voces.
¡No me condiciones!
La vaga sensación de que soy igual pero estoy tan lejos.
¿Qué se esconde detrás de tú?
Y yo... me tomaría otra cerveza.
Y, sin embargo, sigo sin poder salir.
Y vivo dentro de un vaso frío, con mi cigarro.
¿Cuál es tu tumba, tu tumba?
Así soy, sueños y cara de culo.
En connivencia con el amor, dos almas jugaron, sin verse, a ser Jean Paul y Simone o Tristán e Isolda. ¿Cuál es cuál?
Sin título (aún, no logran un acuerdo porque se trata más que nada de una lucha de egos eterna)
Agua en gotas se confunden con el mar
en este paraje remoto e insondable;
papas fritas en mi boca evocan la sal;
rostros de amargas decepciones,
sobre una terraza con vista al mar;
imágenes del pasado, botellas, humo, voces.
¡No me condiciones!
La vaga sensación de que soy igual pero estoy tan lejos.
¿Qué se esconde detrás de tú?
Y yo... me tomaría otra cerveza.
Y, sin embargo, sigo sin poder salir.
Y vivo dentro de un vaso frío, con mi cigarro.
¿Cuál es tu tumba, tu tumba?
Así soy, sueños y cara de culo.
jueves
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